Hoy Facebook me recuerda que hace ya la friolera de 5 años, yo estaba envuelta entre verdes y azules celebrando a pata (y boca) descubierta el ‘Australia Day’. Y creo que por primera vez después de cinco años, que se dice pronto, no me he puesto intensita ni nostálgica de más. Y es que esta nueva VIDA caidita del cielo en Villa Filomena se parece más de lo que hubiera imaginado jamás a aquellos buenos ratos ‘Down Under’ cuando yo me paseaba alegremente por mi adorado Bondi Beach dejándome embelesar por la montonera de palmeras a mi paso, el perfume del mar, el salitre en el pelo, los verdes y azules infinitos y todos y cada uno de los rubiazos descalzos con tablas de surf que se cruzaban en mi más que deleitoso camino.
Y sí. Vale que no es exactamente lo mismo. Que están las calles pidiendo risas, abrazos y besos robados, de esos que se escapan de aquí y de allá. Que están las plazas pidiendo bailes, cine al aire libre, vasos vacíos, un ‘ponte otra ronda’ y unos cuantos vestidos de flores de colores contoneándose con helados de sandía o pistacho a juego.
Y sí, vale que aquí no hay tanta melena rubia surfera suelta (al menos ahora en invierno). Pero poder empezar o terminar los días emborrachándome de verano en cada esquina como cuando vivía en el número 3 de Francis Street, es gustera máxima. Y no, no lo cambio por nada.