Situado en un enclave espectacular en medio del Valle de Pineta (Huesca), el Parador Nacional de Bielsa es uno de esos imprescindibles que tiene uno que pisar si visita la zona.
¿La mejor época para hacerlo? Todas. En Primavera, tomarse una cerveza fresquita en su idílica terraza rodeado de chorros y cascadas de agua fruto del deshielo, es chicle para los ojos. En otoño, beberse una copita de vino envuelto en una paleta de amarillos, rojos y marrones infinitos es puro disfrute para los sentidos. En verano, cuando el calor arrecia en mitad del día y no hay quien camine bajo el Lorenzo, cobijarse bajo el toldo de la terraza con mejores vistas de todo el valle en compañía de un buen vermut, es parada obligada para los amantes del aperitivo. Y si es con una buenas migas aragonesas ¡Mejor que mejor! Y es que la gastronomía de este acogedor refugio de montaña es casi tan celestial como las vistas que lo abrazan.
En invierno, ¡Ay en invierno! Cuando llegas agotado después de una buena excursión de montaña… Nada como una ducha lenta y caliente en la habitación para bajar luego al salón y arrimarse con un buen libro al calor de la lumbre.
Además el Parador de Bielsa tiene una ubicación inmejorable para hacer excursiones y rutas. A poco menos de cien metros, hay una entrada al Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, un tesoro de impresionantes picos escarpados, increíbles cascadas, pinares de cuento y un eterno manto blanco cubriendo las cumbres durante todo el año. Un paraje ideal donde las posibilidades para practicar todo tipo de deportes como senderismo, barranquismo o rutas en BTT son incontables.
Si estás por la zona, no puedes perderte la ruta de Los Llanos y Cascadas de Lalarri o Las Cascadas del Cinca, entre otras.
Si quieres escaparte por el Pirinero más salvaje y vivir una escapada de cuento… Parador de Bielsa es el lugar.